Cómo proteger tu audición al reunirse con familia y amigos
Nuestro organismo cuenta con un mecanismo de protección antes los sonidos fuertes, pero a veces frente a ruidos muy intensos, no es suficiente y tu audición puede sufrir daños
Al 2024 le quedan tres semanas cargadas de reuniones y celebraciones. Como cada año, diciembre es época de eventos, festejos, despedidas y recepciones. En la mayoría de esos encuentros, tu audición está expuesta, ya sea dentro de los hogares, en restaurantes o al aire libre.
La exposición a los ruidos (conjunto de sonidos) puede ser de intensidad leve, moderada a grave. Es importante recordar que ambientes con ruidos normales, ayudan a nuestro equilibrio, nos dan tranquilidad y favorecen la concentración. Un ambiente sereno no altera la estructura del sueño. Y permite dormir y descansar de manera habitual.
Pero la realidad nos habla de que nuestro sistema auditivo está expuesto en el ambiente a un estrés continuo y el ruido perturba nuestra calidad de vida y el bienestar.
El ruido es provocado por la actividad humana y el ruido proveniente de los festejos es intenso. Incluso durante las cenas, es imposible en muchas oportunidades mantener una conversación, un fenómeno que aumenta al momento de bailar, pues el volumen de la música se eleva, volviéndose nocivo.
El daño acústico puede producirse en cualquier persona, aunque hay un grupo más vulnerable. En los casos más graves, puede ser irreversible.
Ese daño se produce en las células ciliadas y se conoce con el nombre de trauma acústico, más allá de que nuestros oídos cuentan con un mecanismo de protección frente a los ruidos fuertes. Ese mecanismo se activa después de diez décimas de segundos, por lo que este intervalo resulta ineficaz frente a ruidos de intensidad grave.
Y se debe tener presente que se puede producir por la conjunción y combinación de estos sonidos que surgen de la música, de las conversaciones, del lugar, y puede causar estas lesiones irreversibles.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), los sonidos deseables tienen hasta 50 decibeles (dB) y los ruidos por encima de los 70 (dB) son considerados más peligrosos, más aún si se mantienen en el tiempo, y en tal caso nos encontraremos ya frente a una contaminación acústica.
La contaminación sonora está regulada por la Ley de control de contaminación acústica y establece los siguientes rangos de seguridad en materia auditiva:
60 – 80 dB para el horario diurno
50 – 75 dB para el horario nocturno.
Resulta muy necesario volver a hacer un diagnóstico de la situación sonora de la ciudad.
En muchas oportunidades, las personas consultan refiriéndose a que, al salir de algún festejo, notan una sensación de aturdimiento, de pérdida de la audición o de un silbido permanente, y este es el motivo de consulta al otorrinolaringólogo, quien se encargará de inspeccionar los oídos.
En la consulta, el especialista revisará en especial la membrana timpánica con el otomicroscopio (lente con aumento) y a la brevedad se le solicitará un control audiológico que comprende audiometría tonal, impedanciometría, timpanograma y logoaudiometría. De esta manera, con el interrogatorio, la inspección y el pedido de estudios complementarios específicos, podremos llegar a un diagnóstico y establecer el tratamiento correspondiente y más adecuado.
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